Taquiones
Los taquiones, son unas hipotéticas partículas subatómicas que, a nivel teórico, serian cuerpos capaces de moverse a velocidades superiores que la luz, es decir, a más de 300.000 Km/s.
Lo sorprendente de estos cuerpos, es que según la teoría de la relatividad de Einstein, esto es imposible, ya que para que un cuerpo supere la velocidad de la luz requiere energía infinita, y por el momento no hay nada que pueda superar la velocidad de la luz.
Antes de nada cabe aclarar, que es una partícula hipotética, por lo tanto no se conoce de su existencia, y no se espera descubrirlas.
Los taquiones serían partículas con una masa imaginaria y una masa cuadrada negativa, incapaces de ir más despacio que la luz, que rompen con el principio de causalidad, básicamente, que podrían viajar atrás en el tiempo, algo que se considera imposible, y serían partículas indetectables, ya que al ser más rápidos que la luz, la luz no las podría alcanzar, por lo tanto, cualquier teoría de partículas más rápidas que la luz, de momento no se podrá demostrar, ya que no podemos verlas, por lo tanto la existencia de estas partículas es un enigma.
El Gato de Schrödinger
La paradoja del gato de Schrödinger, propuesta por el
físico austríaco Erwin Schrödinger en 1935, es un intento para explicar tres
principios de la mecánica cuántica. Y antes de nada, es importante recalcar que
se trata de una paradoja, así que no hay que buscarle lógica ni dar con una
solución. Es lo que tienen las paradojas.
Habiendo dejado claro esto, veamos en qué consiste. La
paradoja del gato de Schrödinger es un experimento mental, es decir, que
intenta explicar la dualidad onda - partícula, el principio de superposición y
el principio de incertidumbre.
Esto
significa que unimos un detector de electrones (que es una partícula subatómica
y, por tanto, está sujeta a las leyes de la mecánica cuántica) a un martillo,
el cual, si se acciona el mecanismo, cae sobre un frasco de cristal con una
dosis de veneno letal para el pobre gato.
Pero, ¿Qué tiene
que ver esto con la mecánica cuántica? Ahora viene. Existe un 50% de
probabilidades de que el mecanismo se active y un 50% de probabilidades de que
no se active. Por lógica aplastante, solo pueden pasar dos cosas. Una: que se
rompa el frasco y el gato muera. Dos: que no se rompa el frasco y que el gato viva.
Desde
nuestra perspectiva, el gato o está muerto o está vivo. No hay más. Y solo
sabremos si está vivo o está muerto cuando abramos la caja. Pero la mecánica
cuántica nos dice que no. Y ahora es cuando perdemos todo rastro de lógica.
Primero
de todo, recordemos que el mecanismo está conectado a un detector de
electrones. Y si detecta electrones, cuidado. Porque recordemos que las
partículas subatómicas tienen, desde el punto de vista cuántico, una dualidad,
es decir, se comportan al mismo tiempo como ondas y como partículas. Y no son
excluyentes.
Esto,
¿Qué significa? Bueno, algo muy raro. Y es que, si se comporta simultáneamente
como un punto que va hacia delante y como una onda que se expande por el
espacio (como cuando tiramos una piedra a un río), el electrón habrá tomado al
mismo tiempo el camino hacia el detector y todos los otros caminos posibles que
no le llevan al detector. Por lo tanto, desde el punto de vista cuántico, al
mismo tiempo, el detector se ha activado y se ha mantenido apagado.
Y si
había un 50% de probabilidades de que muriera y un 50% de probabilidades de que
viviera, por el principio de superposición de las partículas subatómicas, ambos
estados son perfectamente reales. Es decir, el gato (que pretende ser una
partícula subatómica) está vivo y está muerto. Y los dos estados no solo no son
excluyentes, sino que existen simultáneamente. Al mismo tiempo, el mismo gato está vivo y está muerto.
En resumen la paradoja del gato de Schrödinger es solo
eso: una paradoja. Carece de toda lógica desde nuestra perspectiva ya que
expresa los principios de la mecánica cuántica. Y es que aunque es cierto que
en el mundo de las partículas subatómicas, estas se comportan a la vez como
ondas y como partículas, pueden estar en dos lugares al mismo tiempo y nos es
imposible calcular su posición exacta, en el mundo macroscópico esto no
funciona así. Las cosas son o no son. No hay más.
El
gato de Schrödinger es solo una metáfora para comprender cómo de complejo y
cómo de diferente es la realidad en el mundo subatómico. Pero hay que tener muy
claro que toda aquella materia de nivel igual o superior al atómico (gatos
incluidos, claro) no está dominada por las leyes de la mecánica cuántica, sino
por las de la relatividad general.
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